Conoce La Pedrera de Barcelona: una de las mejores obras de Gaudí

En el año 1900, el Paseo de Gracia era la avenida más importante de Barcelona. En él se comenzaron a construir edificios muy emblemáticos de la ciudad y se instalaron los mejores teatros, cines, tiendas y restaurantes. Debido a la exclusividad de las marcas y empresas que se acomodaron en Paseo de Gracia, muchos de los burgueses más adinerados decidieron edificar sus casas ahí.

Uno de esos burgueses interesados fue el señor Pere Milà el cual, con motivo de su recién contraído matrimonio con Roser Segimon en 1905, decidió comprar una torre en la cual vivir en Paseo Gracia. El burgués encargo al arquitecto Antoni Gaudí la construcción de su nueva residencia. Su intención principal era ocupar el piso principal y alquilar el resto de las viviendas. Es así como nació el proyecto de La Casa Milà.

La construcción de la Casa Milà comenzó en 1906 y despertó un gran interés, llegando a ser la protagonista de numerosos reportajes como el de la revista L’Edificacio Moderna. Se explica que Gaudí sentía una gran preocupación por satisfacer las necesidades de la vida moderna, sin como él dijo <<la naturaleza de los materiales ni sus condiciones de resistencia sean obstáculo que limite su libertad de acción>>. El arquitecto describió la estructura de las columnas como una novedad para lograr espacios de grandes dimensiones y a la vez muy luminosos.

Las obras de La Pedrera Casa Milà no estuvieron exentas de controversias, siendo una de las obras más complejas de Barcelona. Gaudí tuvo que enfrentarse a problemas financieros y legales, ya que el arquitecto fue mucho más allá de la estimación presupuestaria prevista.

Además, el edificio era ilegal en el volumen construido y no respetaba los reglamentos del Ayuntamiento de Barcelona. La parte del desván y la azotea excedían el máximo permitido y uno de los pilares de la fachada ocupaba una parte de la acera del Paseo de Gracia, por lo que el ayuntamiento pidió derribarla. Un pequeño dato curioso es que Gaudí mando poner un cartel si derribaban la columna en el que se pudiera leer <<el pedazo de columna que falta ha sido cortado por orden del Ayuntamiento>>.

Finalmente, Gaudí pudo diseñar el edificio como quería, ya que el edificio tenía carácter monumental y no debía de ajustarse de manera estricta a las ordenanzas municipales. Aunque los Milà tuvieron que pagar una multa de 100.000 pesetas para legalizarla, el equivalente a 601 € actuales.